Las
sierras pampeanas tienen una distribución irregular en San Luis. Al oeste,
entre el cauce del río Desaguadero y la larga cañada de drenaje divergente que
une las depresiones de Pampa de las Salinas al norte y Salina del Bebedero al
sur, se extienden las últimas estribaciones del llamado Sistema de Famatina o
Cordón Occidental de las Sierras Pampeanas. Al oeste se ubican, de norte a sur,
las Sierras de las Quijadas, con los cerros de los Viejos, Portillo, Mogote,
Alto Pencoso, y las Sierras El Gigante, en las que sobresalen los cerros
Redondo y Nevado. Dichas cumbres no exceden los 1 300 m de altura. En
el centro se eleva la Sierra de San Luis, consiste en un macizo
de forma romboidal, coronado por una extensa penillanura fraccionada en bloques
escalonados, sobre la cual se ubica, sin una orientación claramente definida,
un conjunto de sierras y cerros que alcanzan su altura máxima con el cerro.
Este termina por el sur en la Punta de los Venados, muy próxima
a la ciudad capital, y continúa en una serie de cerritos y lomadas aislados en
la llanura. Al este se ubica el Valle de Renca o Concarán, de rumbo
norte-sur, que surca el río Conlara, de unos 20 km de
ancho. Dicho valle se cierra al sur con el original conjunto de Sierra del
Morro, formado por una serie de conos volcánicos. El sudeste de la provincia
integra la región pampeana occidental, extensa planicie ondulada por domos y
lomas con amplias áreas cubiertas por médanos. Solo encontramos al este algunas
lagunas que ocupan las depresiones excavadas por el viento, reconocibles por su
forma redondeada.
La red hidrográfica se organiza a través de dos
colectores de cierta jerarquía: los ríos Quinto y Conlara. De cursos
divergentes, ambos responden a dispositivos comunes. Con las nacientes en el
cerro Tomolasta, centro de dispersión de las aguas en el macizo puntano, sus
regímenes son de carácter netamente pluvial estival. El río Quinto puede llegar
a grandes crecientes, que dan una idea de la gran violencia de las crecidas
excepcionales en veranos lluviosos.
En el invierno los leves caudales se
mantienen por el lento movimiento de las aguas infiltradas. El río Conlara, que
da vida a la serie de poblaciones alineadas en el valle de Concarán, por su
margen izquierda recibe afluentes que drenan la penillanura. Fuera de estos
colectores, la sierra de San Luis genera a lo largo de sus otros frentes toda
una serie de pequeños ríos y arroyos, con el mismo carácter torrencial y
estacional, labrando profundas quebradas y agotándose al llegar a las
planicies. La magnitud de sus rápidas crecidas y la necesidad de regularlas,
han llevado a la construcción de obras de contención como las de Potrero de los
Funes y Cruz de Piedra, el dique La Huertita, sobre el río Quines, y La
Florida, entre otros. La Sierra de Comechingones encauza la mayoría
de sus aguas hacia el sector cordobés, donde se encuentran las nacientes de los
ríos Tercero y Cuarto. Fuera de estas áreas serranas casi no existen cursos de
agua, sino tan sólo algunas cañadas. Un antiguo lago, el Bebedero, es
ocupado por una salina.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjyIsExxB6LOOlkucMcNt4_AQf3IWQT_YvLOKiGa9e8dFOK8qM56kWOX1xy3hZnF9MvmEal2WEVGKgjTFAf8IppqVOBaIQbKja7e047b2qkkFO_9-y88UTsD-iAx-eWXFNrDMImf1XE5f9/s640/collage.JPG)
HECHO POR: Julieta, Solana, Olivia y Berenice
No hay comentarios:
Publicar un comentario